El truco es leer lo que más queramos entender. Poner palabras en otros labios y trazos en otras plumas. Asegurarse de recibir consejos moralmente satisfactorios (El escudo arverno, de donde adquirimos nuestro latín algo que pasiasténico). Zapatero y otros de su nación, sartor resartus. "Ubi solitudimen faciunt, pacem appellant", que lo decía Charles Laughton en Asterix y el caldero, si tácitamente recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario