miércoles, abril 19, 2006

Nessuno mi puo definire nemmeno tu

La alegoría es el triunfo de la finitud. El símbolo se acoge mejor a totalidades infinitas, conmensurables con algunas de sus partes propias, pero la alegoría debe partir de un inventario de partes estructuradas que se corresponde con las partes estructuradas de otro dominio. Si habla de algo infinito, lo deja hecho unos acotados zorros, por así decir.
Como los textos estatutarios y anejos suelen tener un difícil acomodo dentro de la teoría del símbolo, a la hora de tratar de ellos habremos de recurrir a la alegoría, que nos deja todo más ordenado, incluido el especular paisaje.
Proponemos, en consecuencia y conc arácter obligatorio, la inclusión estatutaria del término “alegoría nacional”. “Andalucía es una alegoría nacional” y “la alegoría es más que la nación catalana”. Se trata de elevar un pueblerino simulacro y consagrarlo a los dioses de los procedimientos lubricados:
- ¿Qué pensaría si el nuevo Estatuto regional dijera que La Rioja es una nación?
- Me parecería un error. Que una comunidad autónoma se llame nación, o nacionalidad histórica, responde a un sentimiento. Y el de los riojanos es de una identificación extraordinaria, casi total, con La Rioja y con España. Habrá que buscar una definición que no acentúe la diferencia.
- ¿Entonces, nacionalidad histórica?
- Eso va a depender de lo que el Parlamento riojano quiera. Yo no voy a decirle a los riojanos lo que tienen que ser.
(Alfonso Perales, secretario federal de Relaciones Institucionales y Política Territorial del PSOE, contesta a A. Soto en La Rioja.)
La alegoría no parte de algo finito, sino de algo que acaba amputado, con sal gorda sobre la herida. Catalunya és més que una nació, però menys que una alegoria.

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