sábado, abril 01, 2006

Facilitador

Ni juez, ni mediador, ni arbitro. El facilitador. En otras palabras: Ni Kojak, ni Colombo, ni McCloud, que venga Banacek. Y el facilitador llega con su prestigio disfrazador, con su no soltar prenda. Llega de una estirpe alienígena de parteros y comadronas, desapasionado mayeuta, catalizador humano que nos revelará con su magia inconsistente, la solución que todos, juntos o por separado, llevamos dentro.
El facilitador es figura que, en ocasiones, carga con gusto con su denominación que, en fin, situaríamos entre la constelación de José María Iñigo y la nebulosa de Los Chiripitifláuticos, entre la gestión de recursos humanos (esto es, hechicerías y cultos que del África Negra pasaron a las escuelas de negocios) y los cuentos navideños de un antiguo régimen de irresponsable iconografía.
Planeando sobre el enfrentamiento o mareando al indeciso, el parto que sanciona parece simultáneo a la lucha de los cuerpos y las palabras. O piensa que el coito opera sobre una simiente antigua y enquistada. En casos de empate, convendrá acudir al facilitador in vitro, o tal vez sea adecuado utilizarlo para disolver proyectos aberrantes ab orto.
Con su descarga: si no lo logro, es que habéis fracasado. Un creador que responsabiliza al universo y lo acusa de ser nada. El grado más audaz del nihilismo, un cínico que llama al conflicto génesis, a la imposición diálogo y al cementerio Última Thule. Sustituye realidades por pompas, con su circunstancia tantas veces jabonosa

No hay comentarios: