viernes, abril 14, 2006

Variables de la interpretación

En un intercambio lingüístico concreto las variables adquieren los valores que al oyente se le antojan o le vienen impuestos.
El profesor dice a sus alumnos en la clase: "Decidle a vuestros padres que mañana no hay clase", y cada niño vendrá a decir en el mejor de los casos que mañana no hay clase a sus reputados padres. Una trivialidad. Hay casos más curiosos, pero que no van muchos más allá. Dos hermanas con dos hijas cada una. A estas cuatro, alguien les pide: "Decid a vuestra madre y a vuestra tía, querida madre, querida tía, el asunto del perihelio de Mercurio(1) no guarda secretos para mí". Cada hija de cada madre sabe de quién se está hablando. Pero la trivialidad es grande más allá de los conocidos laberintos que puedan surgir y de contrastes como el clásico entre "En este país, todo el mundo habla dos lenguas" y "Dos lenguas son habladas por todo el mundo en este país".
Naturalmente, la interpretación también afecta a los significados, no sólo a las referencias. Podemos hacer que las oraciones habiten un reino ultrameinonguiano. Es gratis. También se pueden asignar a un término muchos valores a la vez, una sola interpretación pero múltiple. Búsqueda de la ambigüedad no por el hablante sino por el oyente. O el oyente que se coordina en la ambigüedad con el hablante: los constitucionalistas nos dan un buen ejemplo de hermenéutica ficción valga la redundancia.
Retórica elíptica y retórica hiperbólica. No puede haber dos intervenciones con el mismo sentido y referencia (que no pude ser un valor de verdad). Existe un número infinito de ellas. Pero entonces, digamos que a cada oración o texto le asignaríamos otro u otros bien, unívocamente, interpretables e interpretados. Aunque este planteamiento tenga los habituales desajustes de las propuestas analíticas, el asunto clave es que frases e interpretaciones llevarían vidas separadas con una contingencia absoluta en su mapeo. Ni análisis ni dialéctica, vacile.
(1) Nótese que puestos a hablar de Sinn y Bedeutung, antes que a Venus, preferimos a Mercurio y a Vulcano.

No hay comentarios: