Nos acercamos con los móviles. Los gestos con los que nos saluda el apenas conocido -está en mitad de la calle ocupado en una agitada discusión con otro portador de teléfono móvil- son de una familiaridad extraordinaria, no exenta de complicidad o de excusa. Nunca tal persona nos habría regalado con tan agradable confianza, ni ofrecido tan sutil muestra de camaradería, nunca nos habría facilitado el símbolo secreto de reconocimiento entre los de la fraternidad.
Así también el aparte vocal que a veces se añade: estoy contigo, no con éste del otro lado de las ondas. No hay todavía pedradas por teléfono.
Así también el aparte vocal que a veces se añade: estoy contigo, no con éste del otro lado de las ondas. No hay todavía pedradas por teléfono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario