miércoles, junio 21, 2006

Sustancia

Si toda predicación se ha de dar de una entidad que debe tener una compacidad tal que de ella puedan darse unas coordenadas espaciotemporales (no es un universal, sino un individuo), entonces no podremos decir nada nunca. Las referencias espaciotemporales no son la sustancia. Ahora bien, un individuo no precisa esto tampoco, aunque seamos capaces por metonimia de llegar a un referente fisicalista, a un cuerpo por decirlo del todo.
Pero si sólo pudieramos predicar de los individuos, no llegaríamos muy lejos salvo con las trampas habituales, porque muchas predicaciones son posibles sólo sobre la combinación de predicaciones previas, lo cual no es sólo cuestión de lógica de segundo orden; es una cuestión ontológica, pero la combinatoria aludida fija nuevas coordenadas en un espacio nuevo. Ahora bien, esto no significa que los individuos en el sentido habitual del término sean los garantes últimos de todo proceso lógico u ontológico. Más bien, lo que vemos son dos momentos indispensables en todo desarrollo: la inclusión de una parte en una totalidad distributiva y la construcción de esa parte como un todo atributivo, y no otra cosa es un individuo. Pero ese nuevo espacio de todos y partes es un espacio que no requiere corporeidad.
Y sin contar con que la corporeidad puede ser plural: ¿acaso un hormiguero no es corpóreo? ¿No podemos decir cuánto pesa y, más o menos, hasta donde se extiende?

De John Fish Oannes, The Mereologic Tavern: Recent Trends in Continental Philosophy, YUP, 1996,

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