La obra poética de Juan Almela -Gerardo Deniz en el verso- editada por el Fondo de Cultura Económica.
Una obra de estancias laberínticas donde uno no sabe si está de visita, si anda apresurado o si se ha detenido, tal vez en la antesala, o tal vez tras un falso muro.
O que incluso sean éstos los que cambian en una arquitectura de metamorfosis inagotable. Un poeta que no se parece a ningún otro, y sobre todo tan distinto de sí mismo. O que no haya entrado y se haya quedado, digamos, en la cabaña de los guardeses.
(Que la analogía la construya, en fin, me haya visto tentado a construirla sobre el teatro de la arquitectura debe de tener alguna razón. Me pasó una vez con Faulkner, pero aquella vez debí de estar incurriendo si no en el plagio, al menos en esa su variedad de dolo de distinta especie que es el lugar común. No sé por qué será, si con Erdera, o en erdera, debería pensar en Inferno: Bidean erdian…, pero si pienso en infiernos pienso en ascensores, tal vez en Lubitsch, y las discretas escaleras frente al continuo movimiento del ascensor. O ahora pienso en “Tom y Jerry” y en las matinales del Atenea, que pudo conocer Ibernia en algunas vacaciones logroñesas. Mejor será no llamar pensar a esto.)
Una obra de estancias laberínticas donde uno no sabe si está de visita, si anda apresurado o si se ha detenido, tal vez en la antesala, o tal vez tras un falso muro.
O que incluso sean éstos los que cambian en una arquitectura de metamorfosis inagotable. Un poeta que no se parece a ningún otro, y sobre todo tan distinto de sí mismo. O que no haya entrado y se haya quedado, digamos, en la cabaña de los guardeses.
(Que la analogía la construya, en fin, me haya visto tentado a construirla sobre el teatro de la arquitectura debe de tener alguna razón. Me pasó una vez con Faulkner, pero aquella vez debí de estar incurriendo si no en el plagio, al menos en esa su variedad de dolo de distinta especie que es el lugar común. No sé por qué será, si con Erdera, o en erdera, debería pensar en Inferno: Bidean erdian…, pero si pienso en infiernos pienso en ascensores, tal vez en Lubitsch, y las discretas escaleras frente al continuo movimiento del ascensor. O ahora pienso en “Tom y Jerry” y en las matinales del Atenea, que pudo conocer Ibernia en algunas vacaciones logroñesas. Mejor será no llamar pensar a esto.)
1 comentario:
¿Quién es más distinto, Gerardo de Deniz o Piera de Carlos?
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